A esta figura se le conoce como el colibrí y fue hecha por lo antiguos pobladores del sector iqueño de Palpa. Sobre ella hay un trapecio hecho por los Nasca, quienes se asentaron allí después (hace unos 2 mil años). (FOTO: Alfonso Casabonne)
A esta figura se le conoce como el colibrí y fue hecha por lo antiguos pobladores del sector iqueño de Palpa. Sobre ella hay un trapecio hecho por los Nasca, quienes se asentaron allí después (hace unos 2 mil años). (FOTO: Alfonso Casabonne)

Si usted no escuchó sobre Nasca, la monumental exposición que presentó entre junio y octubre de este año el Museo de Arte de Lima (MALI) sobre aquella enigmática cultura preínca, probablemente estuvo viviendo en una cueva. De ser así, estimado lector, no importa. Aquí lo ponemos al corriente: ochenta y un mil personas fueron a ver cerca de 300 piezas pertenecientes a ella, eso entre textiles, cerámicas, fotografías y acuarelas. A ello hay que adicionarle la lluvia de afortunadas críticas que sobre la muestra cayó mientras estuvo abierta a los peruanos. Esta, coincidían varias de ellas, había cumplido a cabalidad el fin último que se había propuesto, el de contar la historia de una forma diferente. Para esto se valieron de varios recursos; sin embargo, uno llamó enérgicamente la atención: las imágenes inéditas registradas con un dron sobre las líneas y geoglifos de Nasca y Palpa, proyectadas fascinantemente sobre maquetas 3D. Todas recogidas por Alfonso Casabonne.

TRABAJO DE CAMPO
Hay que decir, primero, que innumerables han sido los pasos que dio este videasta antes de arribar al MALI con su proyecto Nasca + Palpa. Casabonne, de hecho, viene filmado el Perú desde hace 17 años. Él es director de un estudio propio dedicado a la producción de videos y animaciones, proyecciones y mapping con el que ha trabajado diversas campañas turísticas y publicitarias, públicas y privadas. De ahí que haya tenido la gran chance de grabar espectaculares áreas naturales y emblemáticos vestigios arqueológicos como Machu Picchu o Caral.

“Registrar Nasca y Palpa ha sido quizá lo más emocionante que ha ocurrido en mi vida profesional. Y de lo más valioso también, porque siento que hemos contribuido un poco al conocimiento permitiendo, por un lado, que estas figuras clásicas se vean desde una perspectiva distinta. Asimismo, hemos capturado líneas y geoglifos muy poco conocidos, especialmente en la zona de Palpa, que no suele estar incluida en los circuitos turísticos. Tampoco hay sobrevuelos sobre ellas. La idea es también contribuir para que con esta información estos sitios se pongan en valor”, detalla Casabonne antes de partir a Zúrich, Suiza. Sucede que toda la exposición Nasca podrá ser vista por el público europeo desde el 24 de noviembre en el Museo Rietberg.

La clave en la labor de Casabonne es el uso de un dron en resolución 4k de última generación. El control sobre el artefacto permitió que los vestigios pudieran ser captados con más cercanía y mayor nivel de detalle de lo que se suele hacer desde una avioneta, pero siempre desde arriba. Arqueólogos y curadores peruanos, alemanes y suizos lo asesoraron en el proceso.

“Con el permiso respectivo del Ministerio de Cultura, zapatos especiales para no dejar huella y la compañía permanente de un arquéologo del proyecto arqueológico Nasca- Palpa, nos metimos al desierto, entre idas y venidas, por 10 días. Fueron cuatro expediciones. Caminamos y caminamos como jamás imaginamos. Íbamos por pampas y cerros cargando kilos de equipos, a veces hasta con 39 grados de temperatura encima. Empezábamos a filmar a las 6 a.m. para asegurarnos de que la luz del sol diera en el ángulo correcto. Pero íbamos emocionados. El silencio, esa sensación de ir por donde anduvieron antiguos peruanos es difícil de describir. Lo que te puedo decir es que casi podíamos sentir la presencia del tiempo”, cuenta. 

Esfuerzo interactivo 
La forma en que todo se presentó en el MALI demandó, posteriormente, un importante esfuerzo colectivo. En la sala destinada a este proyecto se podía ver dos pantallas en las que se emitían las imágenes tomadas con el dron de Casabonne. En contraposición a cada una de ellas, en tanto, una maqueta a escala en 3D de los dos terrenos que contienen la mayor cantidad de líneas y geoglifos tanto en Nasca como en Palpa, ambas conseguidas gracias a una alianza con el museo de Rietberg. Sobre estas maquetas se proyectaban dos imágenes satelitales de cuadrantes de ambos lugares dadas por la Comisión Nacional de Investigación y Desarrollo Aeroespacial (Conida). Las pantallas y las maquetas ‘conversaban’ y la gente podía ver, finalmente, un mapa con la ubicación real de algunas de las figuras. 

“Una vez que terminemos con las exposiciones internacionales, Estudio Casabonne donará una edición especial del video del proyecto al Ministerio de Cultura para fines educativos y de investigación”, explica el gestor.  

Un gran aporte 
Para Cecilia Pardo (MALI) y Peter Fux (Museo Rietberg), curadores de la exposición Nasca, el aporte de Casabonne fue fundamental. “Nuestra idea siempre fue desmitificar. Erradicar aquel pensamiento que dicta que una exhibición arqueológica es aburrida, vetusta, antigua. Que es puro huaco. No siempre se puede usar la tecnología en muestras locales, pero gracias a la alianza con el Museo Rietberg lo pudimos conseguir esta vez. Yo ya conocía a Alfonso y sabía de su magnífica experiencia registrando otros recintos prehispánicos, por lo que lo invitamos a participar. Ha sido un esfuerzo grande que demandó mucho tiempo, pero que terminó contribuyendo muchísimo”, indica Pardo.

Tras su paso por Suiza, Nasca arribará a Bonn, Alemania, en mayo del 2018. Mientras la cultura peruana sigue dando la vuelta al mundo, el videasta segura que continuará en su afán de revitalizar, a través de la tecnología, los registros que se tienen de nuestra historia. Materia prima tiene para rato. 

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