Celeste Pérez

A seis horas de la ciudad de , muy cerca del abra La Raya, entre las fronteras de Cusco y Puno, se ubica la estación experimental de investigación científica : una suerte de laboratorio y centro de cuidado que hace más de dos décadas dedica sus esfuerzos al mejoramiento genético de la peruana. El objetivo, principalmente, es el progreso de la calidad de la fibra natural tan preciada en el mundo entero, impactando en su precio en el mercado y, así, en el desarrollo de sus pequeños productores, hombres y mujeres que se consagran al cuidado de este camélido sudamericano.

Dario Anconeira Saico es uno de ellos. Hace más de quince años se dedica a la crianza de alpacas en Callalli, distrito de Caylloma, en Arequipa, y reconoce los beneficios incluso personales del mejoramiento genético gestado en Pacomarca. Pues ha logrado conseguir una pasantía en Australia para seguir conociendo más sobre la especie. “Cuido cerca de 700 alpacas, de distintos colores. También a suris y huacayas. Criarlas no es difícil, todo es cuestión de dedicación”, expresa.

TE PUEDE INTERESAR: Natalia Merino: “Admiro el no haberme rendido a pesar de las ocasiones en las que quise tirar la toalla”

Para él, la producción de la fibra va por buen camino, aunque falta potenciar ciertas alianzas para obtener un producto aún más exitoso. “Nosotros tenemos los mejores criaderos del mundo en alpacas. Pero no muchos lo saben, otros no lo reconocen. Es hora de apreciar más lo que tenemos, de que las empresas y autoridades tiendan puentes para así trabajar en conjunto, mejorar la fibra y conquistar el mundo”, agrega el criador, que ha descendido de más de 3.800 m.s.n.m. para llegar hasta la Plaza de Armas de Arequipa, donde esta semana el grupo Inca dio cita para presentar dos nuevos hitos de : el lanzamiento del libro “Alpacas: Genética en blanco y negro” y el documental “Black Alpaca: Positive Luxury”, este último creado de la mano de The Inoue Brothers, empresarios japoneses interesados en la moda sostenible y encantados con la fibra de la alpaca negra peruana.

La fibra es clasificada manualmente por color,  longitud y finura. esta última puede ser extrafina, fina, semifina y gruesa. (Foto: Richard Hirano)
La fibra es clasificada manualmente por color, longitud y finura. esta última puede ser extrafina, fina, semifina y gruesa. (Foto: Richard Hirano)
/ EDITORES FOTO > RICHARD HIRANO
En cifras

240 toneladas de fibra de alpaca ingresan cada mes a la planta IV de Inca Tops, en la Ciudad Blanca.


87% de las alpacas del mundo viven en el Perú. Somos el principal productor de fibra en el globo.


16 micras de grosor tiene la fibra de alpaca más fina lograda en Inca Tops. Este material es conocido como ‘sixteen’. 


22 colores naturales a más son los que ostenta la fibra de alpaca, desde el negro hasta variaciones de grises, marrones y blancos.

REGALO ALTOANDINO

La fibra de alpaca es admirada como una de las más finas del mundo. Su composición posee propiedades como ninguna otra, desde equilibrar la elasticidad con resistencia hasta contar con burbujas de aire microscópicas, que hacen que la fibra se contraiga frente al calor para ser más fresca y lo contrario ante el frío para retener la temperatura.

Desde el momento de la esquila —que se realiza solo una vez al año por alpaca y sin dañar al animal en el proceso— la fibra inicia un recorrido impresionante. Descubrirla da sentido a su valor en el mercado.

LEE TAMBIÉN: Eva Longoria: “Interpretar a una latina millonaria fue un avance en la historia de la televisión”

En una primera planta ubicada a 20 minutos del Centro de Arequipa, los sacos de vellón son analizados minuciosamente por mujeres con tacto milagroso: a mano, los clasifican por color, finura y longitud. Una vez categorizada, la fibra continúa su camino hacia un repaso, donde se retiran manualmente impurezas como paja, rafia y canas.

En la planta de Incalpaca, la fibra toma forma en piezas como chompas, suéteres, gorras, chalinas y más. en la foto, el proceso de remallado. (Foto: Richard Hirano)
En la planta de Incalpaca, la fibra toma forma en piezas como chompas, suéteres, gorras, chalinas y más. en la foto, el proceso de remallado. (Foto: Richard Hirano)
/ EDITORES FOTO > RICHARD HIRANO

Alrededor de 240 toneladas ingresan mensualmente a la planta. Una vez clasificadas, pasan por controles de Calidad, para luego ser prensadas y lavadas con un procedimiento sustentable, único en el rubro”, apunta Estefanía Portugal, jefa de clasificación en la planta IV de Inca Tops, en la Ciudad Blanca. El proceso del que habla, consiste en un lavado profundo de las fibras, en tinas de 350 kilos de capacidad que recirculan el agua con que trabajan y son calentadas a través de paneles solares.

Lo que sucede al final del procedimiento es apenas la mitad de la ruta de la fibra, pero brilla tan impoluta que deleita la vista. “Luego es paralelizada por una máquina que pone la fibra en un mismo sentido, después se peina para ser entregada al siguiente paso”, explica el ingeniero Freddy Vargas, jefe de lavado y peinado de la misma planta.

La otra herencia

Además de la alpaca, la fibra de vicuña también resalta como potencial en el rubro textil, por su finura, calidez y suavidad. Algunos apuntan, incluso, a que esta sería la verdadera fibra más fina del mundo. Su producción es más reducida y cuidada, pues la especie solo puede ser esquilada una vez cada tres años. Una pieza de esta fibra, como una chalina, por ejemplo, asciende a los 10 mil soles.

TOQUES FINALES

Treinta minutos más lejos, se ubica la planta de Incalpaca. Aquí, la maravillosa fibra altoandina tomará forma de tejidos planos y de punto, de hilos en conos e incluso alfombras.

En este lugar, el 80% de trabajadoras son mujeres, y cuentan con la misma mágica cualidad en sus manos que les permite examinar cada micra de la fibra como su propia piel. Giovanna Zevallos, representante de la planta, explica que, por ejemplo, para hacer una chompa o un suéter la alpaca pasa por casi diez pasos luego de estar en la planta IV. “Se teje a máquina por partes. Luego pasa por control de calidad, antes del lavado y vaporizado. Una vez terminados estos pasos, la pieza se remalla y, a mano, es revisada para verificar el acabado. Las etiquetas, botones y cierres se ponen también manualmente”, indica.

Sobre el libro...
"Pacomarca Alpacas – Genética en blanco y negro"

El libro, dedicado al fundador del conglomerado empresarial, Don Francis O. Patthey Burger, ofrece una exhaustiva revisión de los orígenes y objetivos del proyecto Pacomarca. Además, brinda información detallada sobre el modelo científico utilizado para lograr la selección genética de las alpacas, con un enfoque especial en las especies de color blanco, que son las más comunes en el Perú. El objetivo principal es que los camélidos produzcan la fibra más fina y de mayor confort. Durante la obra, también se resalta el programa de rescate de las alpacas de color negro puro.


La publicación, respaldada por una base de datos de más de 12 millones de registros sobre alpacas en todo el mundo, además, plantea tesis novedosas en relación a las alternativas, prácticas y estrategias comerciales para aumentar el valor de la fibra de la especie. Asimismo, incluye una impresionante selección de fotografías que capturan a estos animales en el entorno natural y las actividades que la estación científica realiza en colaboración con los productores locales. 


"Pacomarca Alpacas – Genética en blanco y negro"

En esta fábrica no solo toman forma piezas para destacadas marcas locales como Kuna. Incalpaca también ha sido cuna de increíbles creaciones para marcas internacionales como Dsquared2, Prada y Hermés. Un orgullo.

Esa herencia textil por la que el Perú es reconocido nos compete a todos. Con las investigaciones que se dan en Pacomarca, no solo preservamos la cultura detrás de esta fibra, sino que nos aseguramos de que se dé al más alto nivel. Esto, de una manera sostenible en el tiempo, e involucrando activamente a los criadores que empiezan la cadena con su admirable trabajo”, concluye Alan Cruz, actual director de la estación científica Pacomarca, quien además de estar enfocado en la preservación de la alpaca negra, lidera el proyecto que busca eliminar el ‘uymi’ de la alpaca blanca, que es esa fibra picosa que suele colarse en la materia esquilada. Uno de los tantos regalos del Ande, es, sin duda, la alpaca peruana. El camino para mejorarla ya está trazado. //



Contenido Sugerido

Contenido GEC