Mathías Panizo Arana

Llegar al peaje, buscar el efectivo, bajar la luna, esperar al vuelto. Largos segundos que, multiplicados con la alta densidad vehicular de una carretera, significa la creación de colas interminables. Más aún en fechas festivas, cuando las salidas de Lima colapsan casi por completo y –en gran medida- por la demora que implica pasar por una garita de peaje. Pero esto podría cambiar.

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