En los 19 meses que lleva la pandemia de COVID-19 en el país, el puente de integración que une Perú y Brasil en la ciudad de Iñapari permanece cerrado y con ello la relación entre dos ciudades acostumbradas a convivir juntas. No hay intercambio formal de productos y las dificultades para transitar son una constante entre familias que en muchos casos tienen las dos nacionalidades. Pero lo que el cierre no ha evitado es que crezca el contrabando y el tráfico de migrantes.