Editorial El Comercio

Ayer, este Diario informó sobre al menos tres legisladores de –Waldemar Cerrón, Flavio Cruz y Wilson Quispe– que utilizaron su semana de representación para sostener una reunión con la militancia de su partido en Puno en la que se dedicaron a defender al fundador de su agrupación , Vladimir Cerrón, quien como sabemos se halla en la clandestinidad desde hace cuatro meses, cuando el ratificó su condena por corrupción por el Caso Aeródromo Wanka.

La información fue compartida por el propio fugado en sus redes sociales, donde suele burlarse de la policía y despotricar contra el sistema de justicia, un eco, este último, al que se sumaron los parlamentarios mencionados previamente. “¡Abajo la persecución política contra el doctor Cerrón, abajo el Poder Judicial corrupto, abajo la sentencia injusta!”, se les escucha decir a los congresistas en un video.

Consultado por este Diario, el parlamentario Cruz afirmó que el evento no podía considerarse parte de las actividades que ellos vienen realizando en la semana de representación porque tuvo lugar “fuera del horario laboral”. Pero es ciertamente cuestionable que nuestros representantes utilicen un espacio que debería estar dedicado a atender las demandas de sus representados (no solo de los que votaron por ellos ni de sus copartidarios, sino de todos los ciudadanos de las circunscripciones por las que fueron elegidos). Peor aún, cuando enarbolan el discurso peligroso de que las instituciones que administran la justicia en nuestro país tienen una inquina en particular contra un político.

Como ha recordado el experto en derecho parlamentario Alejandro Rospigliosi, no es ético utilizar pasajes solventados por el Congreso y el bono por la semana de representación (que asciende a S/2.800) para hacer “proselitismo político personal” ni mucho menos para respaldar “a una persona que está prófuga de la justicia, que no se ha puesto a derecho”. Mientras que el analista político Fernando Huamán ha sido todavía más contundente y ha afirmado que el uso de la semana de representación para fines partidarios “es no usar bien los recursos del Estado”. “Entiendo que los políticos se pueden reunir con sus bases, pero si este ha sido el motivo principal, se cae en un mal uso de los recursos públicos”, añadió.

El caso del también segundo vicepresidente del Parlamento, Waldemar Cerrón, es además llamativo por varias razones. La primera es que él es representante por Junín y no por Puno, por lo que sería apropiado que ocupara su agenda en priorizar lo que sus conciudadanos tienen que decirle. Pero también porque, como hemos comentado anteriormente en este Diario, ha presentado una seguidilla de proyectos de ley para beneficiar a su hermano y al partido en el que ambos militan, a costa de afectar el trabajo del Ministerio Público y del Poder Judicial.

No es la primera vez, por lo demás, que integrantes del partido del lápiz aprovechan sus cargos y las facilidades que estos les otorgan para impulsar agendas personalistas y peligrosas para la institucionalidad democrática. Recordemos que, en octubre del 2021, este Diario reveló que legisladores que entonces pertenecían a la bancada de Perú Libre, como Guillermo Bermejo, utilizaban el horario laboral (incluso marcaban su asistencia) para participar en eventos a favor de la convocatoria de una asamblea constituyente.

Por no hablar de las veces en que integrantes de otras tiendas políticas han sido descubiertos utilizando la semana de representación para realizar viajes familiares o con otros fines que nada tenían que ver con el sentido que a esta fecha le reserva el calendario legislativo.

Habría que decirles a estos padres de la patria que la semana de representación es para darle contenido precisamente a su labor como representantes de un grupo de electores cuyas demandas deberían al menos escuchar y no de un prófugo condenado por corrupción que se la pasa esparciendo mentiras sobre su situación procesal.

Editorial de El Comercio