Alejandra Costa

En el Perú es imposible aburrirse, pero también vivir tranquilo. Esta semana, el y el Legislativo parecen haber llegado a un nuevo nivel en la competencia por demostrar quién puede generar más zozobra en su eterno e infructuoso intento por ganar alguna ventaja sobre el otro.

El premier Aníbal Torres anunció el martes una al Congreso que busca quedar a solo un paso de una eventual disolución. Pero la iniciativa no tiene ni pies ni cabeza porque el Ejecutivo está tratando de utilizar este mecanismo para forzar la derogatoria de la norma que, precisamente, le impide plantear la cuestión de confianza en este tipo de casos y que ha sido declarada constitucional por el Tribunal Constitucional.

El presidente del Congreso, José Williams, respondió que la cuestión de confianza es inadmisible y la Comisión de Constitución archivó la iniciativa legislativa del Ejecutivo, pero aún no se sabe cuál será el contraataque del Gobierno.

El Legislativo tampoco sale muy bien parado. La subcomisión de Acusaciones Constitucionales aprobó un informe que propone inhabilitar al presidente por una declaración en una entrevista a CNN sobre la posibilidad de realizar un referéndum para dar acceso al mar a Bolivia. Cualquiera que escuche la entrevista podrá concluir que esa declaración es más una muestra de la poca capacidad de Castillo para responder una pregunta que un intento de traicionar a la patria, como alega la subcomisión.

La acusación contra Castillo se debilita aún más porque han pasado casi 10 meses y no ha habido ninguna iniciativa del Ejecutivo referida al acceso al mar para Bolivia. Es más, la cesión de una zona del litoral peruano a ese país fue impulsada por gobiernos anteriores, como los de Alberto Fujimori y Alan García, sin que nadie los acusara de traición a la patria.

Buscar inhabilitar al presidente por este error, cuando existen indicios claros de gravísima corrupción en el régimen, me parece un sinsentido y una invitación a Castillo a seguir victimizándose. Si estas ofensivas le permitirán a uno u otro darle un golpe certero a su ‘rival’ es incierto. El problema es que lo único que genera este inacabable pugilismo es aún más incertidumbre, que tiene un costo altísimo para la economía e impide que se reactive la inversión privada.

El propio ministro de Economía y Finanzas, Kurt Burneo, destacó esta semana en su presentación en CADE Ejecutivos 2022 que se necesita recuperar la confianza y que para eso “tiene que haber consistencia entre lo que se dice y lo que se hace”. Pero, a la salida del auditorio, declaró que apoyaba la cuestión de confianza.

Sería bueno que Burneo siga sus propios consejos y que no solo él, sino todo el Ejecutivo dejen de hablar de la importancia de reactivar la economía y el empleo si van a seguir generando un escenario en el que es prácticamente imposible tomar decisiones de inversión porque no hay forma de saber qué va a pasar al día siguiente.

Alejandra Costa es curadora de Economía del Comité de Lectura