Gisella López Lenci

Desde el 15 de abril del 2019, París no es la misma. Uno de sus símbolos más entrañables, la catedral de , está rodeada de andamios esperando el momento en que vuelva a mostrarse al mundo. Aquel horrendo día, la joya de la arquitectura gótica construida entre los siglos XII y XIII, en plena Edad Media, era devorada por las llamas, su impresionante techo de madera se desplomaba mientras siglos de historia se evaporaban, en tiempo real, frente a los ojos de todos.

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El corazón de Francia estaba herido. Por eso, el presidente Emmanuel Macron no dudó en poner un plazo: en cinco años Notre Dame debía quedar restaurada. Una tarea monumental, no solo por los inmensos daños que tuvo la iglesia, sino porque se trata de una catedral histórica en donde la reconstrucción no podía hacerse a la ligera.

Por ello, desde hace cuatro años los detalles están siendo cuidados al máximo. Tanto que se están utilizando incluso técnicas medievales para recrear tal y como fue la catedral en su concepción, como el tallado y cincelado manual de las vigas de roble o la limpieza de sus exquisitos vitrales.

El 15 de abril de 2019 la emblemática catedral de Notre Dame fue consumida por el fuego. (Foto: Fabien Barrau / AFP)
El 15 de abril de 2019 la emblemática catedral de Notre Dame fue consumida por el fuego. (Foto: Fabien Barrau / AFP)

De hecho, cada material empleado tiene un equipo de especialistas que se alista para la gran reapertura prevista para el 8 de diciembre del 2024. Alrededor de mil personas trabajan en el proyecto, no solo en la misma Notre Dame sino en todo el país: desde leñadores, carpinteros, herreros, canteros, arquitectos, ingenieros, historiadores, restauradores, pintores, artistas plásticos, ceramistas, vidrieros, además de antropólogos y arqueólogos. Solo como detalle, los escombros no han sido desechados, sino que están siendo estudiados cuidadosamente para indagar la historia detrás de cada partícula de la catedral.

EN CIFRAS

900 millones de dólares

Ha recolectado el Estado Francés de donantes de diversas partes del mundo para la restauración de Notre Dame.

14 millones

De personas se espera que visiten al año la catedral una vez reabra al público. Antes del incendio recibía a 12 millones de turistas. 

40 mil 

Postres de andamios quedaron quemados y derretidos tras el incendio y hubo que retirarlos para evitar que la estructura colapse. 

“Intentamos rehacer las cosas de forma idéntica. Pero también intentamos comprender la intención de los escultores originales, así que nos fijamos en las huellas que dejaron sus herramientas”, cuenta a la cadena CBS la escultora Danae Leblond, de 23 años, quien trabaja en el tallado de varias piezas, incluyendo las emblemáticas gárgolas.

Pese a que hubo propuestas para “modernizar” la catedral, como volverlo un inmueble ecoeficiente, o que tuviera una piscina en el techo o despidiera un haz de luz hacia el cielo, el gobierno francés persistió en la idea de que Notre Dame debía ser como era antes. Volverá a brillar restaurada, pero no recreada. Por ello, se están utilizando los mismos elementos que se usaron para su construcción: piedra, madera y hierro.

¿Y la reconstrucción?
  • Cuatro años después, aún no se ha podido identificar qué provocó el incendio. Las pericias señalan dos hipótesis: una falla eléctrica o un cigarrillo mal apagado. 
  • El Estado francés es propietario de Notre Dame desde 1905 tras la aprobación de una ley que separa la Iglesia del Estado. Así, es responsable de la reconstrucción de la estructura, mientras que la iglesia católica supervisa el interior.

El llamado bosque de Notre Dame, un impresionante armazón de madera hecho de árboles que incluso databan de antes del siglo XII y que cubría el tejado, será reemplazado por otro armazón para el que se han talado unos 2 mil robles de hace más de 200 años, algo que causó polémica en el país.

Esa madera también está siendo utilizada para reconstruir la impresionante aguja de 60 metros de alto que se desplomó durante el incendio, y que volverá a coronar el techo de la iglesia en julio del próximo año, antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos 2024 en París.

Un reto histórico

El incendio del 2019 no solo consumió el tejado de madera y la aguja, sino que al desplomarse impactaron contra el altar y gran parte de la nave central.

Pero la destrucción no quedó allí pues al tratar de extinguir las llamas, los bomberos debieron rociar gran cantidad de agua sobre la estructura de piedra caliza, lo que pudo haberla hecho colapsar completamente, algo que finalmente no ocurrió. Asimismo, la ceniza despedida formó un hollín que maltrató pinturas, esculturas y vitrales, así como el enorme órgano de metal.

Bomberos apagan las llamas del techo de la Catedral de Notre-Dame en París luego de un gran incendio en la histórica Catedral del centro de París. (Foto: AFP)
Bomberos apagan las llamas del techo de la Catedral de Notre-Dame en París luego de un gran incendio en la histórica Catedral del centro de París. (Foto: AFP)

Por tanto, el reto para todo el equipo que trabaja en la restauración es inmenso. “Es un gran desafío porque se tienen que cumplir con dos objetivos que usualmente se contraponen entre sí: primero, proveer seguridad a las personas que ocupan una edificación histórica frente a sismos y otros eventos extremos y, segundo, respetar los valores de la edificación que definen su carácter histórico, entre ellos el respeto a la autenticidad del edificio y el principio de mínima intervención”, señala a este Diario el ingeniero Daniel Torrealva, jefe del Laboratorio de Estructuras de la PUCP.

Un nuevo obstáculo: la muerte del jefe del proyecto

Su presencia era habitual en cada conferencia de prensa o reportaje que mostraba los avances de la reconstrucción de la catedral. El general retirado Jean Louis Georgelin, exjefe del Estado Mayor, fue comisionado en el 2019 por el presidente francés, Emmanuel Macron, para ser el responsable de las obras de restauración, tarea que llevó a cabo hasta su muerte, acontecida en agosto pasado.

Georgelin falleció a causa de un accidente de montaña en los Pirineos y recibió un homenaje nacional encabezado por el propio mandatario.

"La catedral de Notre Dame es, en cierto modo, el corazón de Francia. Todos los grandes acontecimientos de Francia, de un modo u otro, tuvieron lugar aquí", contaba apenas hace unos meses a la cadena estadounidense CBS.

Su tarea ha recaído ahora en Phillipe Jost, un ingeniero que era la mano derecha de Georgelin y se ocupaba de la parte técnica de las operaciones, lo que garantiza la continuidad del detallado proceso de restauración.

“Estamos decididos a continuar con sus esfuerzos. Se lo debemos a muchas personas, pero también se lo debemos a él”, indicó Jost tras su designación.

 

Un detalle interesante es que Notre Dame ya había sido objeto de una restauración muy compleja en el siglo XIX a cargo del arquitecto Eugene Viollet-le-Duc, considerado el padre del estilo nuevo gótico. De él fue la idea de la aguja, el entramado de madera en el tejado que complementaba el bosque, las gárgolas y varias esculturas de bronce, dándole una nueva vida a la catedral que había sido abandonada y saqueada durante la Revolución Francesa.

En un inicio, los restauradores entraron en un debate sobre si debía recuperarse aquella catedral reconvertida por Viollet-le-Duc o la original del siglo XII, pero la decisión terminó siendo la que conocemos: Notre Dame tiene que volver tal y como estaba, renacida de sus cenizas.

PUNTO DE VISTA
“Notre Dame aún tiene mucho que decir”

Arq. Carlos Torres Flores

Docente universitario y director de la consultora Proyecto Patrimonio

Uno de los retos más importantes en Notre Dame es el aspecto técnico, pues las técnicas que se están desarrollando para este proceso son de última generación en cuanto a documentación, investigación y producción, pero además se está recuperando de una manera compatible y tradicional, lo cual es un desafío inmenso en el proceso de restauración.

La recuperación de Notre Dame va a marcar un hito y deja muchas lecciones por aprender en cuando a restauración y conservación.

Cada proceso de restauración surge tras entender el valor del edificio, en este caso el valor de Notre Dame pasa por su arquitectura, su estética, su historia, lo que significa como emblema y eso hace que el proyecto sea tan importante no solo a nivel nacional sino en todo el mundo.

Esta catedral ha aguantado guerras, conquistas, invasiones, incendios, y aún así tiene una inmensa proyección. Un edificio patrimonial no debería verse solo como una cosa buena del pasado, porque eso es ponerlo en una caja de vidrio y congelarlo, sino se tiene que entender lo que significa el edificio ahora, en el presente, y lo que puede significar a futuro. La única manera de que los edificios históricos perduren en el tiempo no es tratándolos como museos sino haciéndolos vivos, activos y que la gente los use. Notre Dame es una iglesia que tiene mucho que decir sobre lo que ha pasado, pero también tiene mucho potencial hacia el futuro.