Miguel Ángel Cornejo: su última entrevista con "El Comercio"
Miguel Ángel Cornejo: su última entrevista con "El Comercio"
Carlos Batalla

La muerte de golpeó con fuerza a miles de personas en todo el mundo que lo recuerdan por sus emotivas palabras en torno al éxito personal y la búsqueda de los sueños.

"El Comercio" conversó con el hoy desaparecido conferencista mexicano en marzo del año pasado. La entrevista apareció en nuestra sección Posdata. La nota se tituló "Cuando vemos a un triunfador decimos o robó o lo ayudaron". 

Aquí la charla:

-¿El triunfador necesita de la educación?

Hay muchísimos triunfadores que no tuvieron una educación, los puedes encontrar aquí en el centro comercial de Gamarra. Muchos de ellos no tuvieron educación, pero sí un capital importante: capital emocional. Es decir, más que capital financiero tenían una voluntad enorme, y triunfaron en la vida. Bill Gates tuvo formación educativa y Steve Jobs dejó la universidad y, sin embargo, ambos llegaron a cima.

-¿Su mensaje de los años 90 ha cambiado mucho?

La idea de calidad es la misma hace 10, 20 o 30 años. Es como un sacerdote, cuyo reto es darle actualidad, hacer moderno un mensaje durante dos mil años.

-¿Cómo actualizó su discurso?

No es un afán de vanidad, pero creo que difícilmente un discurso es igual al otro. En esta época de un mes a otro tienes más información, hay más hechos internacionales, tendencias tecnológicas y uno se debe ir acomodando a ese mundo cambiante. Lo único permanente es el cambio.

-Ha dicho que la productividad de una persona depende de una actitud mental.

Hay empresas de clase mundial en las cuales los líderes tienen que tratar a su gente como quieren que traten a los clientes. Si tú pateas, empujas, maltratas a tus colaboradores, ellos se van a desquitar con los clientes. De cada 10 renuncias en una empresa, 9 no renuncian por la empresa, lo hacen por el jefe. Se van por motivos de salud, el tipo te enferma. En esas empresas de clase mundial hay un código de trato al colaborador. Entonces los jefes ya saben por qué los van a despedir.

-¿La excelencia se aplica mejor a las empresas que a las personas?

La excelencia es un concepto muy sencillo, es lo que excede. Y la idea es excederse para bien. Cuando la gente hace más cosas, más allá de lo que se espera, ya está en el mundo de la excelencia. No es algo imposible, cualquiera lo puede lograr. Los que se exceden hacen la historia, para bien o para mal. Los que se quedan a medias son los mediocres. El secreto es hacer extraordinario lo ordinario.

-Si está frente a un escéptico, ¿qué hace? ¿Lo evangeliza o se aleja de él?

El mensaje es abarcador. Hay gente que es de buena tierra y otra de mala tierra. Nosotros decimos en México: "Hay maderas que no agarran ni un barniz". O sea, por más que les digas las cosas no las van a entender. No te debes preocupar por los que no entienden, sino por los que sí entienden y quieren hacer algo.

-En la campaña del 2011 acompañó a PPK a recorrer el país. ¿Los políticos son los que más necesitan de su palabra?

Creo que PPK es un nombre que se escribe aparte, por su calidad humana. No trabajo con políticos ni en mi país, y mira que me han ofrecido puestos ministeriales incluso, y yo les decía que quería un puesto de tacos. La política no es mi vocación. Cuando PPK me llamó, apoyé al amigo, no al político. Él hizo una campaña de valores y su frase era: "Tú puedes ser mejor", nada más.

-En esa campaña presidencial, en el leprosorio de San Pablo en Iquitos, le regalaron un armadillo de madera...

Lo tengo, claro. Es un recuerdo muy grato. En la película "Diarios de motocicleta" sobre el Che Guevara aparece ese hombre que me regaló el armadillo. Es un testimonio viviente de alguien que vivió la enfermedad, curarse y buscar ser útil.

-¿Qué le dice a quien dejó el poder y pasó a ser un simple ciudadano más?

Se siente un vacío del poder. Es terrible. Antes te saludaban en las esquinas, y de pronto nada. Tienes que tener una madurez personal para procesar los cambios de tener poder y ya no tenerlo, que a veces son dramáticos.

-¿La abundancia de los CD y DVD no lo aleja del público en vivo?

Creo que el contacto personal no sustituye nada de eso, no lo reemplaza ni las redes sociales, porque es algo vital, es muy rico.

-¿En Latinoamérica no perdonamos el éxito del otro?

Entre nosotros el éxito es un pecado. Cuando vemos a un triunfador decimos: o le robó a alguien o lo ayudaron. Pero fruto de su esfuerzo, no le reconocemos. Nos cuesta trabajo reconocer eso.

AUTOFICHA
Nací en el Distrito Federal, México. Tengo 67 años. Estudié en una escuela estatal, donde no se paga nada. Siempre he creído que no hay escuelas malas, sino alumnos malos. Mi mayor defecto es que soy muy obsesivo, aunque también puede ser un potencial. Mi mayor virtud es la curiosidad, me encanta investigar y aprender. Le voy a México en fútbol, pero no soy de un equipo en especial. Admiro a mi madre, que vive con sus 96 años y no toma ninguna medicina. El domingo 9 de marzo daré una conferencia magistral en el Parque de la Exposición sobre los secretos del triunfador.

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