Hernán Medrano Marin

Levantarse temprano en la mañana, ponerse las zapatillas, ropa deportiva y enrumbar al gimnasio. Esta es el ritual que muchas personas repiten todos o casi todos los días antes de ir a trabajar o estudiar. También hay algunos prefieren hacerlo en la noche, mientras que otros eligen la tranquilidad de la tarde. El hecho es que los gimnasios se han convertido en una especie de templo para quienes desean esculpir su cuerpo, dejar a un lado el estrés, relajarse y entablar amistades. Por esta razón, el cierre de estos locales puede afectar significativamente a cientos de usuarios ya que afecta su rutina diaria. Y claro, también está el impacto económico, pues verían perdido el dinero que invirtieron por adelantado.

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