Jerónimo Pimentel

El divorcio entre Messi y el PSG es un problema complejo que se explica por causas simples. La principal es responsabilidad de Leonardo -y ahora de Luis Campos-, los directores deportivos del club parisino, quienes nunca aprendieron la larga lección que dejó la Argentina previa a Scaloni en más de una década de sinsabores. Para que Messi funcione como estrella necesita un equipo formado para servirle.

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De otra manera, su singularidad no es funcional en una estructura táctica convencional. En ese sentido, el PSG nunca logró gestionar la riqueza de su plantilla al punto que ni siquiera logró definir el liderazgo de esta, escindido primero entre el argentino, Mbappé y Neymar, para luego convertirse entre una batalla entre el joven crack francés y el vigente campeón del mundo.

El segundo problema fue táctico: Pochettino ni Galtier construyeron sus escuadras para derivar el juego hacia varias direcciones. Una era hacia el 10, normalmente pegado a la derecha, pero también existían otras líneas de desarrollo por los extremos (Di María, Neymar) o hacia el 9 de área (Mbappé, Icardi). El resultado de esa desconcentración fue que Messi obtuvo cada vez menos ocasiones de asistir y anotar, y también menos protagonismo en el armado. El esquema es relevante: Messi no es un delantero convencional y sus movimientos, sobre todo cuando hace la diagonal de la banda al centro o cuando juega de falso 9, obligan a que sus compañeros ocupen espacios. El mejor ejemplo es cómo los laterales pasan a ser volantes-carrileros con vocación de arco (Alves, Alba o Molina). Rara vez en el PSG ha tenido ese acompañamiento o esa flexibilidad.


Informativo
Padre de Lionel Messi desmiente interés de Al Hilal: “No hay absolutamente nada con ningún club”

Jorge Messi, padre y agente del futbolista, publicó un comunicado desmintiendo la información: “No hay absolutamente nada con ningún club para el año que viene. La decisión nunca se tomará antes de que Lionel termine la liga con el PSG”, se lee en la historia de Instagram. “Una vez que finalice la temporada será el momento de analizar y ver lo que hay, y entonces tomar una decisión”, acotó.

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El tercer problema fue de ambición. Mientras el PSG, con ingenuidad de nuevo rico, creyó que el éxito futbolístico se construía a través de la acumulación de estrellas, el objetivo personal de Messi, saciado de gloria en Barcelona, estaba fuera ya del fragor de la competencia de clubes y se centraba básicamente en su selección. Esa diferencia de objetivos, bastante evidente en el último par de años, basta para entender por qué el hincha parisino resiente tanto a las figuras que fueron incapaces de conseguir el único objetivo autoimpuesto: ganar la Champions League. Si a ello se suman compromisos más propios de la jubilación, como la representación turística en Arabia Saudita, la crispación no debería sorprender.

Dicho esto, ¿podrá un eventual regreso de Messi al Barcelona recuperar para la mejor versión de ambos? Difícilmente. El Barza al que volvería es un equipo financieramente precario, con una plantilla de segundo orden en muchas posiciones, con dinámicas de juego que le son ajenas y que en nada recuerdan a los tiempos de Guardiola o Vilanova. Messi, si pensase estrictamente en su carrera, debería buscar un club económicamente robusto, que practique un juego que le sea natural y que cuente con un entorno que lo cobije emocionalmente. Es decir, el Manchester City (imaginarlo junto a Haaland constituye un caso de bullying). Pero la lógica pocas veces se cumple en el fútbol y a veces prima la nostalgia, que siempre es una mala consejera.

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